domingo, 21 de junio de 2009

El aprendizaje y el desarrollo de competencias

Las nuevas tendencias educativas a nivel internacional y nacional marcan la necesidad de que la formación de los estudiantes de educación media superior se dirija al desarrollo de competencias, las cuales, desde un enfoque académico, son entendidas como la integración y articulación de un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores utilizadas por las personas para desenvolverse en el ambiente, satisfacer sus necesidades, solucionar problemas, tomar decisiones y alcanzar objetivos de manera eficiente.

De esta manera, el aprendizaje deja de ser visto como la mera acumulación de información, para ser considerado como un proceso que permite al alumno la construcción y reconstrucción de sus esquemas explicativos de la realidad, con base en los cuales se integra y adapta a su entorno.

Así, el aprendizaje es un proceso de asimilación activa del conocimiento, es decir, el alumno hace uso de sus recursos intelectuales, esquemas cognitivos, experiencias y conocimientos previos; así como de sus habilidades y valores para apropiarse (hacer suya) de la realidad.

Si partimos de la concepción de que el desarrollo de las competencias implica la construcción de conocimientos teóricos y de habilidades, en las que están expresadas los valores y actitudes de los alumnos, entonces ante la interrogante: " ¿el aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?" deberemos responder que no.





El enfoque educativo basado en competencias exige que al interior de las aulas trascendamos a la medición (generalmente haciendo uso de baterías pedagógicas) de la cantidad de conceptos, principios, teorías o hechos que nuestros alumnos pueden recordar de manera mecánica.

Aprender no significa memorizar y evaluar no significa calificar. Es necesario que los docentes asumamos que la evaluación tiene como propósito la valoración cuantitativa y cualitativa de los procesos cognitivos, habilidades y valores que el alumno pone en juego para construir sus conocimientos y desarrollar competencias.

Para lograr esto, debemos recordar que:

  • El alumno construye y le da significatividad al conocimiento haciendo uso de sus esquemas y conocimientos previos, así como de sus experiencias, intereses, valores y actitudes. Lo que plantea la necesidad de valorar estos elementos como punto de partida del proceso de aprendizaje.
  • Durante el aprendizaje se articulan el saber, el saber hacer y el saber convivir, por lo que es necesario diversificar las situaciones de evaluación, en forma tal que realicemos la valoración integral y global de conocimientos, habilidades, actitudes y valores.
  • Con base en sus aprendizajes el alumno se transforma a sí mismo, lo que implica que en el proceso evaluativo consideremos el impacto que los conocimientos y competencias nuevas tienen en la vida personal y social del alumno, así como en la estructuración de los esquemas explicativos de la realidad con base en los cuales se integra a la sociedad.
Asimismo, es conveniente recordar que la evaluación no sólo es una tarea del docente, sino que también lo es de nuestros alumnos, es decir, debemos incorporar dentro del aula sistemas de autoevaluación y coevaluación que permitan a los estudiantes ser conscientes de su propio proceso de aprendizaje.

sábado, 20 de junio de 2009

Concepciones de aprendizaje y el enfoque de competencias


El enfoque educativo basado en competencias centra el proceso educativo en el aprendizaje, entendiendo éste como un proceso continuo y activo en el que el alumno transforma sus modelos cognnitivos, su interpretación del mundo, sus habilidades para resolver problemas, sus estrategias para relacionarse con otros y para manejar sus estados afectivos.

Este enfoque se ha nutrido con las aportaciones de diferentes teorías acerca de lo qué es y cómo se produce el aprendizaje. Ninguna de ellas ofrece una verdad absoluta, sin embargo, aquellas que proponen que el aprendizaje es un proceso de cambio continuo en el que el alumno tiene un papel protagónico son congruentes con una acción educativa dirigida al desarrollo de competencias. Tal es el caso de las aportaciones de:
  • La teoría del procesamiento de información, la cual enfatiza los procesos internos que se ponen en marcha durante el aprendizaje.
  • La teoría del aprendizaje por descubrimiento, en la que Bruner destaca la importancia de la actividad directa del alumno para lograr la comprensión del mundo, así como la aplicación y transferencia del conocimiento.
  • La teoría del aprendizaje significativo de Ausubel y Novak, en la que se enfatiza la importancia de los conocimientos previos en la construcción de aprendizajes significativos a partir de estructuras cognitivas personales, con lo cual el alumno logra la memorización comprensiva y da funcionalidad a sus aprendizajes.
  • La teoría cognoscitivista, en la que se asume que el aprendizaje es un proceso activo, en el que intervienen factores fisiológicos, cognitivos y afectivos.
  • La postura psicogenética y constructivista de Piaget, quien plantea la importancia de la interacción activa con el medio para lograr la re-estructuración de esquemas y la construcción de modelos explicativos de la realidad, con base a los recursos cognitivos previos del alumno.
  • La propuesta sociocultural de Vygotsky, según la cual los aprendizaje significativos se construyen a partir de la interacción social y cultural y se fundamentan en las posibilidades de desarrollo del estudiante.
Además de las aportaciones de las teorías antes mencionadas, debemos reconocer que la perspectiva conductista (la cual centra el quehacer docente en la enseñanza), ofrece criterios que sirven para evaluar el desempeño y el desarrollo de competencias a partir de la especificación de las evidencias o resultados de aprendizaje que los alumnos mostrarán a lo largo del proceso educativo.

Es indudable que la adopción de una u otra teoría tendrá repercusiones en el rol que desempeñen alumnos y docentes, así como en las estrategias metodológicas y de evaluación que se instrumenten. Sin embargo, en la selección de una u otra teoría como fundamento del proceso educativo, es necesario que se considere aquella que mejor se ajuste a las características y necesidades de los alumnos, al tipo de contenido, al contexto educativo y a los objetivos de aprendizaje que se espera alcanzar.